Leo Turini lamenta la pérdida del último mecánico de Enzo Ferrari.

      Esta mañana en Módena se celebraron los funerales de Rolando Levoni, que fue uno de esos héroes anónimos de la Fórmula 1 que solo conocen los iniciados, pero Leo Turrini, veterano del periodismo automovilístico italiano, conocía a este hombre desde hace muchos años y lo lamenta sinceramente…

      Enzo Ferrari falleció el 14 de agosto de 1988. Coincidió que, en el día del 37.º aniversario de su muerte, nos dejó Rolando Levoni, mi querido amigo, que fue el último mecánico del gran Comendatore…

      Trabajó en el equipo en la época en que en el taller de Ferrari todos hablaban no ya italiano, sino un dialecto especial propio de Módena —por la sencilla razón de que todos los mecánicos de la Scuderia eran originarios de esa provincia. Por eso Niki Lauda, Jody Scheckter y Gilles Villeneuve, y posteriormente incluso Michael Schumacher, tuvieron que acostumbrarse a ese hablar característico, de sonido potente y estridente, algo parecido al rugido de un motor de doce cilindros.

      Rolando nos dejó a las puertas de su 90.º cumpleaños; era uno de los últimos símbolos de aquella época, de la que solo quedan recuerdos románticos.

      Las manos de Levoni siempre estaban hasta los codos en aceite de motor, y la historia de su vida es la historia de Ferrari en ese glorioso periodo. Como solía decir, adornando ligeramente los hechos reales, a principios de los años sesenta Enzo Ferrari lo contrató personalmente. En cualquier caso, fue uno de esos mecánicos que, unidos, ayudaron a forjar la leyenda…

      Como los demás mecánicos de la Scuderia, Levoni conocía perfectamente su oficio y sabía trabajar muy rápido, por lo que Mauro Forghieri, el ingeniero jefe, siempre podía confiar en él. Una vez me dijo: «Por Ferrari y por Forghieri estamos dispuestos a ir al fuego, porque no somos empleados contratados: sentimos que somos soldados en el frente. Y nuestros pilotos son héroes a los que debemos proteger. Cuando el destino se llevó en 1982 a nuestro querido Gilles Villeneuve, para todos fue la pérdida de una persona cercana y querida».

      Incluso retirado, Levoni contribuyó a la preservación de la historia de Ferrari. Para mí era como un tío querido; seguramente lo sentirá cualquiera que lea este obituario. Puedo imaginar perfectamente que allá, en el Cielo, él, junto al Comendatore Enzo y a Mauro Forghieri, seguirá animando a Charles Leclerc y a Lewis Hamilton…