
Marco: Los ingenieros empezaron a prestarle más atención a Max.
Desde 2016 en Bakú se han disputado ocho carreras de Fórmula 1, en las que los pilotos de Red Bull Racing han logrado cuatro victorias: dos de Sergio Pérez y una de Daniel Ricciardo y otra de Max Verstappen.
En Monza, el tetracampeón del mundo consiguió la victoria número 66 de su carrera —en parte gracias a que el equipo siguió modernizando el monoplaza, y en Italia el RB21 estrenó un nuevo fondo.
Según Helmut Marko, éste funcionó muy bien, aunque esa ventaja tan evidente sobre los rivales de McLaren se explicó ante todo porque el equipo se esforzó por tener plenamente en cuenta las preferencias de Max.
«Nuestros ingenieros han empezado a escucharlo más —subrayó el asesor de automovilismo de Red Bull—. Creo que es el enfoque correcto cuando en tu equipo corre un piloto tan rápido y experimentado, porque es él quien pilota el coche. Es importante que logramos aumentar la velocidad máxima del RB21, lo que permitió distanciarnos de McLaren. Pero hubo también una serie de otros cambios que se consiguieron precisamente gracias a que se atendieron los deseos de Max.
Todo el equipo de ingeniería ahora está más abierto a debatir con el piloto distintos asuntos, y las decisiones no se toman a ciegas sólo sobre la base de cálculos hechos en el simulador. Se basan en mayor medida en los datos obtenidos en pista, además de tener en cuenta la experiencia de Max. Eso permitió a los ingenieros mejorar las características de manejabilidad del coche y hacer su comportamiento más predecible».
El año pasado el equipo tuvo un mal Gran Premio de Italia, en parte porque ni siquiera llevó a Monza una versión especial del paquete aerodinámico, y sin eso no se pudo lograr la eficiencia necesaria. Pero esta vez en los coches de Red Bull Racing aparecieron tanto alerones diseñados para un bajo nivel de carga como el fondo modernizado.
Además, al coche de Verstappen durante la sesión de entrenamientos del sábado le montaron una versión aún más “recortada” del alerón delantero, pero la ajustaron con un ángulo de ataque más agresivo. Como resultado, el coche fue más rápido en las rectas y entraba en las curvas con más facilidad.
Entre la tercera sesión y la clasificación el equipo trabajó todavía en los reglajes para solucionar las manifestaciones de inestabilidad en las curvas rápidas, y el resto Max se lo arregló él mismo.
Y aunque el Baku City Circuit exige un enfoque algo distinto, puesto que allí es necesario encontrar el compromiso correcto entre la velocidad máxima en las rectas y el nivel óptimo de carga en el sector medio de la vuelta, que se parece más a Mónaco, los enfoques que el equipo junto con Max probó con éxito en Monza bien pueden funcionar también en el circuito urbano de la capital de Azerbaiyán.

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